HERMANOS


"...  Padre santo,  a los que me has dado,  guárdalos en tu nombre,  para que sean uno,  así como nosotros." Juan 17:11

Todos tenemos hermanos. O de sangre o del amor o espirituales.
En algún momento algún conflicto entre hermanos nos tocó de una u otra manera.
Los celos y la envidia entre los hermanos están presentes desde que nació la relación de hermanos, y sino recordemos la historia de Caín y Abel, en Génesis 4.
En los distintos libros de la Biblia, podemos leer  historias de conflictos entre hermanos. 
La historia de Jacob y Esaù, se puede leer en Génesis 27.
Otra triste historia es la de José que es vendido por los hermanos, en Génesis 37.
Eliab el hermano mayor de David, que lo tiene en menos, por ser el menor, 1’ Samuel 17:28.
Otro ejemplo es el plasmado en el nuevo testamento con el hermano del hijo pródigo, Lucas 15 del 25 al 32.
Y otros que seguramente se me escapan.
Sumados todos los ejemplos que la vida nos pone a diario.
En todos hay un denominador casi común:
Un hermano tratando de acceder al lugar del otro, viéndolo siempre como favorecido, mimado, preferido, el adjetivo que más nos guste, tan cegado, perturbado, confundido que no puede ver sus propios privilegios.
Claro que al reflexionar sobre todos estos textos solo pensamos en hermanos a quienes los une la sangre y la búsqueda de atención de padres con un amor imperfecto y finito.
Sin embargo es algo que se repite entre los hijos de Dios, hijos de un padre perfecto con un amor único e infinito.
Debemos cuidarnos de ser Caínes que matan espiritualmente a sus hermanos.
¡CUIDADO! ¡NO SEAMOS DE TROPIEZO!
Recordemos que seremos reconocidos por mostrar UNIDAD.
Recordemos constantemente:
"...os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;..." Efesios 4:1 al 3
¡¡¡AMÉN Y AMÉN!!!

Comentarios